lunes, 24 de noviembre de 2014

El verdadero cuento de... CENICIENTA


Cenicienta, la rubia mojigata que Disney pintó como la pobre muchachita anclada al yugo de su madrastra y sus hermanastras. En teoría, y según esta versión, la pobre chica era la criada de estas tres sodomizadoras del hogar. Llegó un baile para que el príncipe eligiera esposa y, como era de esperar, no la dejaron ir. Cenicienta, que se ve que tenía un buen camello, vio como se le apareció su hada madrina, que puso todo de su parte para que fuese al baile a cambio de volver antes de medianoche. Claro, la muchachilla encandiló al príncipe pero tuvo que irse corriendo para no llegar tarde. ¿Con las prisas? Perdió un zapato de cristal. Al día siguiente el príncipe fue buscándola por todo el pueblo probando el zapato a todas las mujeres y... Oh, sí, llorad... la encontró y se casaron.

Vale, pues después del subidón de azúcar, vamos a macabrear un poco con la versión oficial de los hermanos Grimm:

Cenicienta. De buena chica, nada. Tuvo una primera madrastra y la tiró por las escaleras para no perder el amor de su padre. Se ve que sufría un poco de síndrome de Electra. Llegó la segunda madrastra, la que todos conocemos, y tenía 6 hijas, por lo que Cenicienta no la mató, por miedo a que se quedasen sin madre, como ella. Además, resulta que el padre de Cenicienta nunca murió, sino que le parecía bien que fuese humillada porque sabía que era la asesina de la primera madrastra.

Pues bueno, llegó el famoso baile y fue su propio padre quien le impidió ir, porque quería casar antes a las hijas de su nueva esposa para sacarlas de casa. ¿La hada madrina? Curiosamente, si aparece, y todo sobre ella concuerda con Disney. Todo excepto el zapato de cristal, que en realida era de ¡oro!


Vale, pues tras la huida de Cenicienta, el príncipe se puso a buscarla, como todos sabíamos. ¿Pues qué hicieron las "sadomaso" de las hermanastras? Cortarse los dedos de los pies para que les fuesen bien los zapatitos. Aún así, les salió mal la jugada, Cenicienta se quedó con el príncipe y, para colmo, esos pajaritos que eran amigos de la rubiales, les comieron los ojos hasta que se desangraron. 

¿Comieron perdices?¿O se les revolvería el estómago?

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