lunes, 19 de mayo de 2014

Guerra de sesos. Digo... de sexos.

¡Hola, hola, caracola!
Estoy segurísima de que echáis de menos los misterios más inquietantes de nuestro día a día. Cómo por ejemplo, porqué Murphy se empeña en que las tostadas caigan por el lado de la mantequilla o quién empujó al Imperio Romano para que se cayese.
Pues siento decepcionaros, hoy me paso por aquí para hablaros de algo que creo que es mucho más importante: el respeto entre seres humanos, sobretodo, entre los de distinto sexo.
 No voy a entrar en temas de política, cada uno tiene derecho de libertad ideológica y, yo, lo respeto. Pero me parece una brutal atrocidad que en pleno siglo XXI haya hombres a los que se les llena la boca al hablar de la superioridad de su sexo. Seamos claros: Hombres y mujeres -sea cual sea nuestra orientación sexual, género u otra construcción social que se empeña en diferenciarnos- necesitamos del otro.
Tampoco es mi intención dar falsas clases de feminismo contemporáneo que no llevan a ningún lado. Soy de las que piensa que, si el “feminismo” busca igualdad, empieza mal con ese nombre. Pero no puedo evitar sentirme despreciada cuando leo cosas como esas; sentir como el duro trabajo que realizo día a día para no depender de nadie en un futuro, se va a la basura por cavernícolas así.
Yo no voy por la vida como una Mantis Religiosa que se zampa a su pareja después del coito porque cree que no puede sacar nada más de él. Pero tampoco voy como una caballito de mar que muere a los pocos días de perder a su caballito porque no sabe qué hacer sin él. Simplemente, a paso firme, avanzo. Pese a todo. Pese a todos. Y me va bien, ¿eh? Me va muy bien a pesar de esos tópicos que dicen que las mujeres no sabemos conducir, ni leer mapas, ni tenemos futuro si no medimos 90-60-90.
Porque os diré algo: Ni somos indefensas, ni tenemos inferioridad intelectual. Somos personas humanas, llanamente. Igual que los hombres. Y sí, indiscutiblemente, cada sexo tiene sus puntos fuertes y desarrolla más unas habilidades. Pero con trabajo y perseverancia, TODO es posible. Y me veo en el derecho de afirmarlo después de 20 años de vida, de que me hayan tirado al suelo por ser mujer, pero de levantarme porque tengo buenos ovarios.
¡Ah! Un último dato para esos hombres que os creéis laaaaaargamente superiores al sexo femenino: Esa chica a la que se le levantó la falda, y por la que todos habéis babeado alguna vez (sí, esa, Marilyn Monroe) tenía un coeficiente intelectual de 164, muy superior a la media. Pero claro, es mucho menos machista quedarse con el dato de que, para dormir, solo se ponía unas gotitas de Chanel nº5.

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