lunes, 1 de diciembre de 2014

El verdadero cuento de... LA SIRENITA

Seguramente, todos estemos al día de la versión más chachi-piruli de La Sirenita, en la que Ariel (a ritmo de "Bajo del maaaaar, bajo del maaaar") se planta frente a Úrsula, la bruja-pulpo, para que la convierta en humana con la idea de conseguir casarse con Eric, el príncipe. ¿El precio que ha de pagar? Regalarle su dulce voz. Total, que la supuesta malvada bruja, se hace pasar por otra mujer para que Ariel no enamore al príncipe pero, como era de esperar en las historias Disney, al final se casan y son felices.

En el cuento original, de Andersen, Ariel rescata al príncipe de un naufragio sí, pero el resto de la historia es bastante diferente. Para empezar, su amigo Sebastian, el cangrejo, no existe. Además, la malvada Úrsula no es un pulpo, sino una sirena hechicera. Cuando la inocente Ariel acude a ella, a cambio de dotarla de piernas con una poción, Úrsula le corta la lengua y le dice que si no logra enamorar a Eric antes de que el sol se ponga, tendrá que afrontar graves consecuencias.

Ariel acepta convencida de que será capaz de cautivar al joven pero, para sorpresa suya, cuando llega a la playa presencia la boda del príncipe con otra mujer. La hechicera se lo deja claro: ha de matar a Eric de una puñalada si quiere volver a tener su vida anterior. La joven, incapaz de matar al que considera que es el amor de su vida, se lanza al mar para acabar con su propia vida, quedando convertida en una suave y espesa espuma de mar.


Una prueba más de porqué no se extinguieron las perdices...

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