jueves, 17 de julio de 2014

Frío y calor

¡Hola amigos! ¡Qué clima más loco estamos viviendo últimamente! No sabes si salir con calzoncillos de cuello vuelto o prácticamente desnudo a la calle. Cambio climático a parte, esto siempre ha sido así. Los cambios tan bruscos no, pero sí que es cierto que a la raza humana, nada de lo que nos den, nos hace estar conformes.
Y es que da igual que en verano sea común el calor, y en invierno sea común el frío. El caso es quejarse. Las frases más comunes y que describen a la perfección esta humana contradicción son las siguientes:

''Estoy harto de este frío. Que ganas de que llegue el verano y poder tomar una cervecita en la terraza...''
De 2 a 4 semanas después viene la siguiente:

''Bufff, que calor más pegajoso, coño. Tengo unas ganas de que llegue el invierno y poder tomarme un chocolate caliente en mi casita...''
 Incongruencias de la vida, señores. Y no nos engañemos, todos lo hacemos. Luego está el típico que dice que prefiere el calor o el frío. Eso lo hacemos todos también. Yo el primero, me encanta el frío (o eso digo) pero cuando estoy en la estación de tren congelándome los pelos del culo me cago en todo lo que se menea y más allá. Eso sí, al verano siguiente vuelvo a decir ''Si es que yo prefiero el frío''. En fin, tonturas varias.

Lo que me llama la atención también es el uso que se les da a las herramientas para combatir tanto calor como frío. A parte del derroche de energía que suponen ambas, nosotros vamos más allá. La temperatura ideal para el ser humano y totalmente compatible con la vida son, según dicen, de 17 a 21 grados. Pero nosotros, no conformes, entramos en otra de las actitudes estúpidas que mostramos en ocasiones: jugar a ser Dios.
 ¿Qué en la calle hacen 3 grados? Pues la calefacción a 30, así nos sentimos superiores. Esto de poder tener la temperatura que se quiera es la bicoca, parece. Lo mismo pasa al revés: si hacen 30 en la calle nosotros la ponemos a 10. ¿Por qué? Por que tenemos unos huevos muy grandes y somos los más chulos del cementerio. A parte del ya mencionado gasto abusivo de energía y recursos, es que encima nos quejamos. "Es que el aire me resfría, o me reseca la garganta." Coño, caballero, si usted pone el aire a 20-21º no sólo no se resfriará, sino que ahorrará mucha energía. "Oh, es que está la calefacción muy alta y sudo." Señorita, si usted pone la calefacción a una temperatura normal no suda ni nada de eso. 


 Parecemos tontos muchas veces. El caso es quejarse, no conformarse. La clave está en, tanto el aire como la calefacción, ponerla entre 17 y 21 grados centígrados. Nos costará acostumbrarnos, nadie dijo que fuese fácil; pero lo conseguiremos. Si la creación nos dio más inteligencia que al resto de las especies fue para que la usásemos correctamente. 

Como ya dice Peter Parker: Un gran poder conlleva una gran responsabilidad.
Dicho esto tomemos conciencia y ya hablando seriamente. El Cambio Climático es algo muy serio, y algo real. No juguemos. Sé que cuesta no poder hacer lo que uno quiere cuando quiere. Gastar gasolina a full, contaminar... Todo eso. Pero si queremos dejarles un mundo bonito y respirable a nuestros hijos y nietos, tenemos que empezar a tomar conciencia y hacer lo que se debe.

Saludos a todos y a comerse el mundo, pero con moderación.

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