Como ya cantaron Lola Flores, Estrellita Castro y muchas tonadilleras de la época del picor: ''Como la falsa moneda, que de mano en mano va y ninguno se la queda''. A lo mejor no tiene nada que ver con lo que voy a escribir, porque la conocida canción hablaba de otras temáticas totalmente distintas, pero el título me va al pelo con lo que quiero contar hoy aquí:
Llevo 25 años estudiando la vida a cada paso que doy. Cada gesto, cada acción propia, o de otros, la estudio minuciosamente. Y hay algo que he detectado y que no me hace ni pizca de gracia. Diréis: ''Para eso no hay que estudiar tanto la vida''. Pues yo creo que sí, porque parece que hay gente que no se ha dado cuenta aún de cómo actúa, o de cómo actúan otros frente a ciertas situaciones. Hablo de esa gente que, como se dice normalmente, tiene dos caras. Como una moneda. Generalmente, cuando se dice esto es referido a que las monedas tienen la cara y la cruz: la cara es la real, y la cruz es la que dan a ver. Pero existen monedas falsas, de ahí el título. Monedas que no puedes fiarte ni de la cara, ni de la cruz. Sea cual sea el perfil que te den, seguro que es mentira.
Yo, personalmente, cuando me encuentro gente así, me pregunto seriamente cuál es el sentido de su vida. Gente que ni busca ni encuentra su propia felicidad porque están más preocupados en intentar destruir la que, con esfuerzo, han conseguido los demás. Gente que, simplemente, va amargada y no trata de esconderlo. Eso en parte está muy bien, pero el querer contagiarlo, ralla lo psicopático.
He encontrado hace poco un trabajo a días sueltos. Un trabajo que hace que me levante a las 6 de la mañana y que a las 7 ya esté en el mundo, observando, estudiando... Entiendo que es jodido levantarse a ciertas horas. Pero si lo intentamos llevar con deportividad y una sonrisa, todo es más fácil. Entiendo también que todos tenemos problemas, pero los problemas se piensan en su momento; cuando estás trabajando o en una actividad de ocio, no. Porque si hay alguna persona en el entorno que intenta y a lo mejor hasta consigue ser feliz, se siente incómoda y se aleja. Y si encima de amargarte alejas a todo aquel que con una sonrisa o un gesto, puede hacer que esboces aunque sea una tímida (o falsa) sonrisa, solo lograrás amargarte más y amargar al grupo.
He encontrado hace poco un trabajo a días sueltos. Un trabajo que hace que me levante a las 6 de la mañana y que a las 7 ya esté en el mundo, observando, estudiando... Entiendo que es jodido levantarse a ciertas horas. Pero si lo intentamos llevar con deportividad y una sonrisa, todo es más fácil. Entiendo también que todos tenemos problemas, pero los problemas se piensan en su momento; cuando estás trabajando o en una actividad de ocio, no. Porque si hay alguna persona en el entorno que intenta y a lo mejor hasta consigue ser feliz, se siente incómoda y se aleja. Y si encima de amargarte alejas a todo aquel que con una sonrisa o un gesto, puede hacer que esboces aunque sea una tímida (o falsa) sonrisa, solo lograrás amargarte más y amargar al grupo.
Ese es un ejemplo de mil. El siguiente ejemplo podría ser la persona que, cuando tiene problemas o está amargado/a, quiere que todo el mundo esté encima suyo preguntando: ''¿Cómo va todo?'' para no contestar y luego ir comiendo la cabeza a la gente con que nadie le pregunta nunca acerca de cómo está. Esos podríamos decir que son los amargados PRO que, además de no querer quitarse la cara de chupar limones, intentan sembrar duda y caos allá donde van. Lo peor es que a veces hasta lo consiguen. Si no consiguen que te amargues, conseguirán que te enfades mucho y muy fuerte, que para el caso es lo mismo. Su objetivo en la vida es contagiar la amargura, borrar la felicidad ajena cual dementor en los alrededores de Azkaban.
Y yo me pregunto:
¿No es más fácil contagiar una sonrisa?
¿No es más necesario?
¿No se sienten mal y sucios por dentro?
¿No tenemos bastante con los que mandan, que entre nosotros nos tenemos que hacer la cama?
¿No hay suficiente amargura ya en el mundo?
Los problemas problemas son, amigos. Todo problema tiene solución. Mala, buena, regular o estéril. Pero todos tienen solución. Personalmente, pienso que si intentamos enfocarlos con una sonrisa, o si no con una sonrisa con la actitud positiva, las cosas son más sencillas. Las claves, siempre para mí, son:
> Afrontar los problemas de manera positiva. Si podemos, evitemos la palabra "problema" que es muy fea. Llámalo reto. Parece que un reto es más superable que un problema, ¿No?
> Sonreír.
> Si ya tienes problemas... ¿Para qué coño quieres crearte más? La ansiedad no trae más que problemas, y más problemas. ¿En serio quieres tantos? Pregúntatelo, habla contigo mismo, y verás que no te hacen falta.
> No los contagies. Los amigos están para ayudarte, aconsejarte o consolarte si no es posible ninguna de las otras dos opciones. Ya está. Cada uno tiene su mochila, y cada uno la llena con sus cosas, no la llenes tú con las tuyas. Si cargas con tus problemas a los demás, también generas ansiedad. Y la ansiedad, que quede claro, es el peor enemigo que podemos tener.
> No trates de llevarte bien o mal con todo el mundo. Es imposible. Para el que se quiere llevar mal con todos es jodido caerle bien a alguien, y al revés también. ¿Qué genera eso? No creo que haga falta ni decirlo.
Vamos a ponernos serios de una vez. Si tú eres feliz, los de tu entorno lo son, y así es todo mucho más bonito.
Cerraré con la última pregunta que debemos hacernos todos:
¿POR QUÉ?
¡Viva la vida y a sonreír, que es gratis!
0 comentarios:
Publicar un comentario